El diseño de Dios para la familia comienza con el matrimonio estableciendo el fundamento del hogar. Pero las familias reconstituidas o ensambladas están en desventaja.
¿Por qué? Porque en el comienzo de una familia reconstituida, las parejas casadas tienen dificultades en establecer su relación como el fundamento.
Después de todo, las relaciones entre padres e hijos son anteriores al nuevo matrimonio y están enlazadas por sangre, historia e identidad familiar. Cuando un esposo y una esposa traen hijos a su nuevo matrimonio, suelen hallar que su matrimonio es la relación secundaria. Y a menos que encuentren una forma de hacer que su matrimonio sea primario, experimentarán disconformidad e inestabilidad en el hogar.
“Espera un minuto”, podrías estar pensando. “¿Quieres decir que tengo que poner a mi cónyuge antes que a mis hijos? Entiendo tu punto de vista, pero mis hijos son mi carne y hueso ”. Comentarios como estos me recuerdan al padrastro que se quejó de que después de dos años de matrimonio, a él todavía le tocaba el asiento trasero del automóvil mientras que los hijos de su esposa se turnaban en el asiento delantero.
El proceso de establecer a la pareja como la relación fundamental del hogar puede sentirse como una situación ganar-perder para los padres y los hijos biológicos: el matrimonio gana, los hijos pierden. Pero este no es el caso. Es una cuestión de fundamento. No es que el cónyuge importe más que los hijos sino que una sólida relación matrimonial contribuye de forma más significativa a la estabilidad del hogar que cualquier otro factor, inclusive los hijos.
Tus hijos nunca sufrirán descuido porque establezcas un fuerte compromiso con tu nuevo cónyuge. No tienes que escoger entre tu cónyuge y tus hijos; cuando haces de tu matrimonio la prioridad más importante, en verdad escoges ambos. Situar a tu cónyuge en el «asiento delantero» de tu corazón es bueno para tus hijos, también. De hecho, un matrimonio saludable implica seguridad y protección para los hijos.
Barreras a superar
Manejar esta dinámica en una familia ensamblada es más fácil decirlo que hacerlo. Una barrera común es la culpa paralizante: “No puedo hacerle eso a mis hijos. No quiero que piensen que amo a mi cónyuge más que a ellos “.
Los niños sufren significativamente cuando un padre muere o sus padres se divorcian; cuando te sientes culpable por lo que sucedió, es fácil sentir demasiada pena por tus hijos. Podrías estar tratando de protegerlos del estrés o de sentirse no amados. A veces loas padres se quedan paralizados por estos sentimientos de culpa y existe una gran tentación de mimar a los hijos o alinearse con ellos en contra su cónyuge.
Desafortunadamente, esto impide al niño a superar su tristeza (¿por qué dejaría de llorar cuando hay recompensa por hacerlo?) Y roba la autoridad de su cónyuge con el niño. Los padres no pueden permitir que sus sentimientos de culpa los mantenga paralizados.
Una segunda barrera común es negarse a correr riesgos. Cuando un esposo y una esposa hacen lo necesario para colocar al matrimonio en su lugar prioritario, deben estar dispuestos a sobrellevar las reacciones de sus hijos. Los niños a veces amenazan con pasar más tiempo en el otro hogar, o se enojan por los cambios en el hogar, o se cierran a una relación con los padrastros como en un intento de disuadir a sus padres de invertir apropiadamente en el matrimonio.
Otra barrera para establecer un nuevo matrimonio sólido es competir por la atención y el afecto. Puede sentirse resentido si su cónyuge parece distanciarlo de sus hijos, y viceversa. Los padrastros que repetidamente convierten las circunstancias cotidianas en una decisión de “yo o ellos” empujan inadvertidamente a su cónyuge hacia una postura defensiva en apoyo de sus hijos. Esto solo produce problemas.
¿Cómo pueden las parejas establecer sus relaciones como el fundamento del hogar cuando los hijos preceden su boda? He aquí algunos consejos prácticos:
- Establecer una cita regular para ustedes dos y mantenerla. Priorizar tiempo mutuo ayuda a que tus hijos consideren la importancia que le asignas a tu relación matrimonial.
- Esforzarse por confiar en el corazón de tu cónyuge. Suponer que tu cónyuge tiene buena voluntad hacia tus hijos aun si se quejan. Esfuérzate por dar a tu cónyuge igual participación en las decisiones de crianza; sean un equipo.
- Respaldar a tu cónyuge frente a tus hijos. Respalda las decisiones de tu cónyuge e insiste que todos los hijos en la familia respeten esas decisiones.
- Afirmar tu compromiso «en voz alta». Expresarse verbalmente el amor mutuo frente a los hijos, abrazarse a plena vista y hablar sobre el futuro juntos refuerza la permanencia del matrimonio.
- Pasar tiempo personal con tus hijos biológicos y seguir involucrado en sus actividades. Esto refuerza el hecho de que ellos no te han «perdido» y paradójicamente facilita su aceptación de tu matrimonio.
- Insistir en «voz audible» que tu cónyuge pase tiempo especial con sus hijos biológicos. Esto comunica que no estás en competencia con ellos.
- No permitir que los hijos los manipulen por medio de la culpa. Es natural que los hijos muestren estrés o ansiedad mientras «trasladas a tu cónyuge al asiento delantero de tu corazón». Sé comprensivo pero no dejes que te manipulen. ¡Sólo porque los hijos te ofrezcan un boleto para realizar un «viaje de culpa» no significa que tengas que emprender el viaje!
- Cuando los hijos desafían el papel del padrastro, responde con firmeza y compasión. «Estás cambiando la regla porque ella o él quiere que lo hagas», es una queja común. Reconoce la confusión del hijo y sigue adelante. «Tienes razón. Las cosas son distintas ahora que Linda y yo los criamos juntos. Sabes, si yo fuera tú, también estaría molesto. Pero esta es la nueva regla y estoy de acuerdo con ello, de modo que por favor cúmplela. Vamos».
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Article Source Weblink: http://www.familylife.com/articles/topics/blended-family/remarriage/staying-married/placing-your-spouse-in-the-front-seat-of-your-heart