Para entender el comportamiento de los hijos en las familias reconstituidas (incluidos los hijastros adultos), tienes que entender la lealtad y el “tira y afloja” natural que esto produce.
La mamá de Cameron le ha estado preguntando durante un mes si quiere pasar la mayor parte de sus vacaciones de verano en la casa de su papá o con su mamá y su padrastro, pero parece que no puede obtener una respuesta definitiva de él. Habla en círculos acerca de dónde le gustaría estar pero nunca le da una respuesta. Ella está perdiendo la paciencia con él.
Las hermanas Kelly y Katie generalmente son groseras con Tonya, su madrastra desde hace tres años. Todos quienes conocen a las niñas las describen como educadas y consideradas, pero Tonya no experimenta ese lado de ellas. Tonya está frustrada y se está cansando de tratar de ganar su afecto.
La lealtad tiene que ver con nuestra devoción y apego a la gente que amamos. Tiene que ver con dónde elegimos poner nuestras lealtades. En las familias reconstituidas, la gente generalmente establece su primera lealtad con los miembros de su familia biológica. Camilo se siente atrapado entre sus padres biológicos y quiere pasar sus vacaciones de verano con ambos. Pero elegir uno significa que no podrá estar con el otro; también significa poner en riesgo los sentimientos de uno de los padres, sí escoge estar con el otro. Para Camilo, elegir es un tira y afloja sin ningún beneficio.
Puede ser que a Kelly y Katie no se les haya enseñado adecuadamente a respetar la autoridad, y su rudeza sea una consecuencia natural de una crianza deficiente. Sin embargo, el hecho de que generalmente son amables con los adultos indica que algo más está sucediendo. Más bien, es probable que cada palabra de sarcasmo o comportamiento descortés hacia su madrastra sea en realidad una declaración de lealtad hacia su madre biológica.
En tiempos de estrés y tristeza, los niños y los adultos por igual tienden a estrechar sus lealtades biológicas. Es por eso que un niño generalmente cálido y amable puede volverse distante o frío hacia un padrastro luego de un cambio de última hora que impide su visita a la casa del otro padre.
También ayuda a los adultos a comprender por qué un niño que a menudo llama a su madrastra como “mamita” repentinamente cambia a “Sra. Julia” al llegar a casa después de una visita a la casa de su mamá el fin de semana. El cambio de etiqueta simboliza el deseo interno del niño de estrechar su conexión (lealtad) con su mamá biológica; también revela la tristeza que los niños a menudo sienten cuando experimentan la transición de un hogar a otro.
Los sentimientos de lealtad
Las emociones comunes asociadas con el tira y afloja de la lealtad incluyen:
- Ser protector o defensivo de uno de los padres al pasar tiempo con el otro.
- El sentirse culpable de disfrutar la relación con un padrastro, sabiendo que su padre biológico se siente dejado de lado;
- Sentir dolor cuando acoge a una nueva familia porque significa dejar ir a un padre fallecido.
Además de estas emociones problemáticas, lo que es más problemático en el tira y afloja de las lealtades es la carga percibida de cuidar a alguien. Un niño de 5 años inocentemente expresó su carga de esta manera a su madrastra: “Cuando esté aquí contigo y con papá, ¿puedo amarte? y cuando vaya a la casa de mi mamá ¿puedo odiarte?” La única forma en que este niño pudo resolver su dilema del tira y afloja fue “amando a la que estaba con él,” y transmitir sentimientos negativos acerca de la otra.
Pensé que la respuesta de esta madrastra perceptiva fue muy noble: “Sí, puedes.” Aunque su sentimiento de justicia quería pedirle que defendiera su afecto por ella, se dio cuenta con mucha sabiduría que eso era imposible para un niño de 5 años (y para la mayoría de los niños de 15, por si acaso). En cambio, le dio permiso no tanto para “odiarla” sino para no cuidarla.
Los padres amorosos siempre quieren encontrar la manera de no atar la lealtad de los niños, pero parece imposible hacerlo. Incluso después de la muerte de un padre, cuando no hay competencia entre las familias, algunos niños que tienen una conexión genuina con sus padrastros, aún se encuentran luchando para “mantener a papá vivo,” defendiendo su carácter, sus hábitos, o sus creencias.
Pueden idealizar a un pariente muerto y declarar: “¡Mi madre habría entendido cuán importante es esto para mí, y me dejaría ir a bailar! Los conflictos de lealtad simplemente no se pueden remover del corazón de un niño. Pero se pueden manejar.
La lealtad no es el enemigo.
Los padres y los padrastros deben comprender que la lealtad no es un causante de problemas en su hogar. La primera lealtad de un niño para con sus padres biológicos es lo que debería ser. Dios creo en entre los padres y los hijos un profundo lazo natural que es vital para la integridad de la familia. Este lazo genera un compromiso mutuo muy necesario, y nos motiva a cuidar y nutrir a los miembros de la familia. La lealtad es buena.
El tira y afloja de lealtad crea tensiones personales y relacionales en la familia. Pero los problemas reales se desatan cuando los adultos se rehúsan a honrar las lealtades de los niños o compiten por ellas. Por ejemplo, un padrastro que se rehúsa a permitir que sus hijos guarden y exhiban fotos importantes de su primera familia en la habitación, en esencia está pidiendo que los niños nieguen sus lealtades y afectos por sus parientes biológicos.
Del mismo modo, un padre que consiente los deseos materiales de sus hijos o los releva de tareas domésticas para que el niño se sienta más atraído a pasar tiempo en su casa, está competiendo con el otro hogar por la lealtad de los niños. Esto sólo exacerba los dilemas de lealtad continuos que enfrentan los niños, fortalece su egoísmo, y los empodera para contraponer una familia por sobre la otra. El resultado final es que la autoridad parental se debilita y los niños quedan atrapados para siempre en una situación sin salida.
Un espíritu de temor (la creencia de que el amor viene en cantidades limitadas y, por lo tanto, hay que competir por él) pone a los niños en un tira y afloja, En contraste, un espíritu de amor sacará a los niños de muchas de sus batallas de lealtades. El miedo deshonra el apego de los niños, el amor lo honra. El miedo trata de mantener a los niños emocionalmente cerca para el beneficio personal (a menudo un acto de agresión hacia un ex-cónyuge); el amor tiene la confianza para darles la libertad de amar a los demás, sabiendo que al final el amor del niño seguramente regresará en plena floración. El miedo tira más fuerte de la cuerda del tira y afloja, mientras mientras que el amor la suelta. Así es como ayudamos a los niños a encontrar alivio del tira y afloja.
PASOS DE ACIÓN
No se pueden eliminar totalmente los conflictos de lealtad, pero sí se pueden manejar. Esto es lo que puedes hacer:
Los padres biológicos:
Dale permiso a los niños para que les guste e incluso amen a los diferentes miembros de su familia reconstituida. A mom, for example, might make statements that loosen the tug-of-war ropes like, “I’m so glad you enjoyed your time with your dad and stepmom this weekend. Me parece genial”.
Los ex-cónyuges tratarse de manera civilizada. Las críticas al otro pariente, las batallas judiciales, el sarcasmo y un espíritu poco cooperativo les pide implícitamente a los niños que elijan a cuál padre prefieren o con cuál están de acuerdo. Esto infla y perpetúa el tira y afloja de las batallas internas de tu hijo.
Anima el contacto con el otro hogar. A menos que existan circunstancias extremas, nunca agregues a los sentimientos de culpa del niño al limitar su disponibilidad. Por lo general, esto sólo aumentará el resentimiento del niño hacia ti.
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Padrastros y abuelos:
No intentes “reemplazar” a los padres biológicos (vivos o fallecidos). Cuanto más intentes obligar la relación, más resistentes se ponen los niños. Habla acerca de ser una “figura paterna/materna adicional” en su vida y da la bienvenida a escuchar historias o recuerdos sobre la relación del niño con el otro pariente. Esa relación no es una amenaza para ti.
Los abuelos pueden ayudar a sus nietos al afirmar el nuevo matrimonio y familia. Las referencias constantes a la familia original o mostrar parcialidad indica a los nietos que deben permanecer leales solo al pasado.
Pastores:
Ser consciente del tira y afloja de lealtad que experimentan los niños y jóvenes te ayudará a ministrarles en maneras importantes. Tú puedes:
- Utilizar estudios de casos para enseñar acerca de niños “atrapados en el medio”.
- Durante celebraciones especiales como el Día del Padre, asegúrate de tener suficientes manualidades para que los niños hagan dos tarjetas si así lo desean. Nunca los obligues a hacer una tarjeta para su padrastro, pero hazles saber que hacerlo “muestra honor sin reemplazar el lugar especial que tu padre ocupa en tu corazón”.
- No regañes ni hagas que los niños se sientan culpables por no asistir a la clase de Biblia cada semana. Esto agrega presión a su régimen de visitas y refuerza la idea de que un hogar es mejor que el otro.
- Apoya sus conexiones con ambos hogares.
- Si uno de los padres no es miembro de la iglesia, tómate el tiempo de llamar o conocerlos de todos modos.
- Una relación positiva contigo puede ayudar al niño a ser más constante en su participación en la iglesia.
© 2008 por Ron L. Deal. Todos los derechos reservados.