Temprano en el matrimonio, usted y su cónyuge se deben preguntar, ¿Cómo vamos a crecer espiritualmente? Ya que fue Dios quien creó el matrimonio, no se trata de simplemente dos personas en la relación, sino tres–un esposo, una esposa, y Dios. El no responder esta pregunta puede casi garantizar que su matrimonio no logrará alcanzar la intimidad y el sentido de unión que Dios diseñó.

Tres ingredientes claves de una vida Cristiana dinámica tienen gran significado cuando los aplicamos a esta área de unidad que usted esta tratando de lograr como pareja de casados. Voy a plantearlos en forma de preguntas:

  • ¿Usted y su cónyuge forman parte de la familia de Dios?
  • ¿Están los dos dejando que Cristo controle por completo sus vidas?
  • ¿Están los dos dejando que el Espíritu Santo guíe y fortalezca sus vidas?

Al menos que hayan respondido sí a las tres preguntas, ustedes no podrán de edificar un hogar con el diseño de unión de el plan perfecto de Dios.

El matrimonio, ante todo, es una relación espiritual. Funciona mejor cuando dos personas están conectadas individualmente con su Dios, caminando con Él, obedeciéndole a Él a través de las Escrituras, y orando de forma individual y como pareja. Si ustedes hacen a un lado el aspecto espiritual, están ignorando al mismo Dios que creó el matrimonio y El que puede hacerlo funcionar.

  1. ¿Su familia es parte de la familia de Dios?

Cuando hablo de su familia, me refiero a usted y a su cónyuge. El plan ideal de Dios es que ambos cónyuges en un matrimonio lo conozcan a Él personalmente, que primero sean parte de Su familia antes de intentar edificar su propia familia.

Hoy en día mucha gente piensa que están en la familia de Dios porque van a la iglesia, por lo general viven una vida correcta, o se consideran religiosos. Otras personas no están seguros donde pasarían la eternidad si llegasen a fallecer en el día de hoy.

Independientemente de cual sea su posición, le animo a leer este artículo: “El Secreto para Construir un Buen Matrimonio y una Buena Familia”  Estas verdades le ayudarán a entender como estar seguro de que está incluido en la familia de Dios.

  1. ¿Los dos están dándole el control a Cristo?

Si Jesucristo saliera de su vida en este momento, ¿Seria su vida algo diferente la semana próxima?

Si Jesucristo tiene “el primer lugar del todo” con usted, entonces la próxima semana seria devastadoramente diferente. Se sentiría perdido, confundido, aislado de su fuente de guía, sabiduría, y poder. Usted sentiría un vacío increíble.

Pero si usted se da cuenta de que sus acciones, pensamientos, y palabras no serían diferentes con la ausencia de Jesús, entonces debe enfrentarse con el hecho de que Cristo no es el Señor de su vida.

Jesucristo ya es el Señor del universo, pero Él espera pacientemente a que usted lo haga el Señor de su vida a través de un compromiso personal. Eso significa confiar en Él de una manera de la cual usted nunca antes había confiado.

En nuestra primera Navidad como recién casados, Bárbara y yo fuimos tocados por el Espíritu Santo a hacer algo diferente. Antes de intercambiar los pocos regalos que estaban bajo nuestro árbol escasamente decorado, nos sentamos por separado y escribimos “Títulos de Propiedad de Nuestras Vidas”. Fuimos honestamente ante Dios, cada uno de nosotros hizo una lista de nuestros más preciados sueños, planes, y posesiones que quisimos darle a Dios. Luego doblamos nuestras hojas y las sellamos en un sobre dirigido “A Dios Nuestro Padre”. Colocamos las cartas en nuestra caja fuerte junto con otros artículos importantes.

Dieciocho años después sacamos ese sobre y revisamos lo que habíamos cedido al Señor. Entre otras cosas, Bárbara había puesto en su lista “Estar en un lugar fijo y estable; hijos–por lo menos un varón y una hembra; y Dennis”. Dennis había puesto en su lista “La seguridad; una familia grande y saludable–varios varones; y Bárbara”. Nos dimos cuenta que a través de los años Dios continuamente nos estaba apartando de las cosas materiales de poca importancia y no duraderas, y cada vez más nos conectaba con lo que realmente cuenta en la vida; las personas y Su Palabra. También nos dimos cuenta, con acción de gracias, cuánto más Dios nos había dado de lo que nosotros habíamos abandonado por Él.

¿Cuál es su posición sobre el darle a Dios el control total de su vida?

  1. ¿Están los dos dejando que el Espíritu Santo guíe y fortalezca sus vidas?

Dios envió el Espíritu Santo para hacer obras aún mayores en la tierra a través de nosotros que las hechas por Cristo. Fue enviado para glorificar a Cristo, así como también ser nuestro Consejero, Asesor, Abogado, Defensor, Director y Guía. En resumen, si esta interesado en vivir la vida como Jesús prometió y si desea un matrimonio donde los dos crezcan espiritualmente, entonces el Espíritu Santo es esencial.

Quizás por eso el estar “lleno del Espíritu” no es una sugerencia; es una orden claramente dada por Pablo en su carta a los Efesios: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18).

¿Por qué pondría Pablo que el embriagarse es lo opuesto a llenarse del Espíritu? Porque quiso ayudar a sus lectores a entender lo que significa el estar llenos . Cuando se está embriagado, usted esta controlado por el alcohol. Lo mismo es cierto en un sentido positivo cuando se está lleno del Espíritu: Usted permite que el Espíritu lo controle.

Los resultados de estar llenos del Espíritu son la santidad y la alegría. Pablo lo describió así: “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;  dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” (Efesios 5:19-20)

Sabemos que el Espíritu Santo funciona

Cada uno de nosotros necesita algo en el matrimonio para derrotar nuestro egoísmo. En más de una ocasión yo (Dennis) recuerdo que quería estar enojado con Bárbara y, sin embargo, al mismo tiempo sabiendo que mi cuerpo es templo de Dios y que el Espíritu Santo vive en mi con el mismo poder que levantó a Cristo de entre los muertos. El Espíritu me ayuda a controlar mi temperamento, mi impaciencia y mi deseo de decir cosas de las que me puedo arrepentir luego.

Yo todavía fallo, pero he encontrado que a medida que internamente rindo mi voluntad a Dios, el fruto del Espíritu (el amor, la alegría, la paz, la paciencia, etc.) crece dentro de mí, y estas cualidades me mueven inevitablemente hacia una hermosa unidad con Bárbara.

¿Por qué no hace una pausa ahora mismo y ore para que Dios lo llene del Espíritu Santo?

  1. Confiese sus pecados. Dígale todo a Dios, arrepiéntase y reciba el perdón y la purificación.
  2. Rinda su voluntad a Dios. Permita que sea su Maestro.
  3. Por fe, pídale que lo llene con el Espíritu Santo.
  4. Luego continúe caminando con Dios momento tras momento leyendo las Escrituras, confesando sus malas actitudes o las acciones equivocadas y continuando internamente el proceso de rendirse a la voluntad de Dios.

Su matrimonio reflejará el amor de Dios a medida como usted le permite a Él llenarlo, controlarlo y fortaleciendo.


Adaptado con permiso de Starting Your Marriage Right (Comenzando bien tu matrimonio), por Dennis y Bárbara Rainey, Thomas Nelson Publishers, 2000.